Puede que sean uno de los grupos más afectados durante la pandemia y quizás uno de los blancos de casi todas las críticas. La adolescencia es una etapa muy importante en la vida de las personas, donde encaminamos el futuro profesional, las primeras relaciones de amigos o de amor y debido a la pandemia todo esto les quedó totalmente paralizado.

Según los psicólogos se ha hablado mucho más del impacto en los niños porque reclaman la presencia, se aburren y se quejan. Sin embargo, el adolescente, aunque esté callado o encerrado en su habitación lo sufre psicológicamente de la misma manera. Según los profesionales en las consultas se ha visto manifestada mucha ansiedad por parte de este grupo de población (preocupación por los exámenes, por el curso siguiente, las relaciones y el aislamiento de sus amigos…).

Esto, incluido a que ellos no perciben el riesgo como las personas adultas, favorece la importancia de la comunicación. Esto no solo lo conseguiremos mostrándoles que si algo les preocupa estamos para ellos sino que habrá que buscar maneras creativas de hacérselo saber y de poder acercarnos a ellos sin que lo perciban como una intromisión.

Habrá que establecer acuerdos para la convivencia y establecer tiempos en la habitación pero también de convivencia familiar. Esta convivencia no debe ser vacía y podemos hablar de aquello que les hace sentir bien.

El trato con adolescentes es increíble y trae muchas cosas positivas. También requiere de trabajo, esfuerzo y dedicación para lograr ir desarrollando el tipo de relación que se quiere tener con hijos e hijas cuando sean adultos. Aquí algunas ideas:

Canales de comunicación abiertos

En la adolescencia es cuando más necesitan los jóvenes a los adultos. Para esto, toca trabajar permanentemente en una buena comunicación. Esto quiere decir que el tipo de conversaciones va creciendo con los jóvenes y los padres deben estar tranquilos de hablar de cualquier tema con sus hijos. El tener conversaciones frecuentes abre la puerta para que los adolescentes se sientan cómodos de hablarles de cualquier cosa.

Limitar el uso de dispositivos electrónicos

Uno de los mecanismos principales de socializar para los jóvenes son los dispositivos electrónicos. Por un lado, es el medio de compartir y consumir contenidos con aplicaciones como TikTok o Netflix y, por otro lado, son medios para jugar video juegos. Muchos adolescentes pueden pasar horas y horas en los dispositivos y es responsabilidad de los adultos limitar ese tema. Podemos ayudar a los jóvenes a que aprendan a usar los dispositivos a través de poner límites de tiempo, establecer zonas y tiempos libres de dispositivos y asegurarse que los dispositivos están por fuera de las habitaciones a la hora de dormir.

Motivación física y tiempo de descanso

Para estos jóvenes en desarrollo las actividades físicas y deportivas son indispensables. Debemos motivar que los jóvenes estén moviéndose con frecuencia. En paralelo, busquemos maximizar el tiempo de sueño. Para muchos adolescentes los ciclos de sueño se cambian, muchos de ellos durmiéndose más tarde. Tener esto en mente ayuda a que podamos facilitar el suficiente tiempo de sueño para los jóvenes. Que sean más grandes no significa que no necesiten rutinas. Todos necesitamos rutinas saludables y más cuando se está en periodo de formación.

La etapa de la adolescencia es maravillosa y permite establecer las bases de las relaciones futuras con sus hijos e hijas cuando sean adultos. Respire profundo cuando sea necesario, trabaje en conjunto con los jóvenes en las diferentes situaciones y etapas y más que todo disfrute de los distintos momentos que se darán en esta fase del desarrollo de los jóvenes.